Últimamente he recordado los años de universidad. Acabo de corregir un libro sobre sociología de la comunicación y he vuelto a recordar todas esas teorías reveladoras como la espiral del silencio de la alemana Elisabeth Noelle-Neumann, los estudios de la Escuela de Frankfurt en este continente y de la Mass Communication Research al otro lado del océano, a Habermas, a Luhmann, a Katz y Lazarsfeld, el knowledge gap, Lasswell, Horkheimer, Adorno... Estas cosas de la comunicación a veces dan miedo, dan demasiado poder.
Pero bueno, después de la corrección sesuda pues me he puesto con un librito de recetas. La cosa podría parecer sencilla a primera vista, pero no lo ha sido. Cuando el autor tiene acento andaluz y escribe con creatividad ortográfica una debe descifrar si "coser el pollo" es meterlo en el horno o coserlo con hilo y aguja para encerrar el relleno. En fin... para eso estamos.
Hoy mismo he acabado una novelita para niños (yo calculo que para niños de diez años). Estas son las cosas que a una le ponen de buen humor. Pocas páginas, aventuras, terror, chistes y marranadas.
Ahora toca volver a la cosa sesuda.
El caso es que la cuesta de enero no va del todo mal.
viernes, 13 de enero de 2006
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1 comentario:
Jay, payos!!
Pero si es el mismísimo Rafael Mármol, héroe de mi infansia...!!
Usté sí que sabe: coser los pollos, qué cosa, don Rafaé!!
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