Todavía no he contado por aquí cómo me fue el sábado pasado en la imprenta. Pues me fue de maravilla. Por fin imprimí el poema de Bertolt Brecht que podéis leer más abajo y que tenía compuesto desde hace un par de semanas. A. comenzó explicándome las herramientas que usaban los maquinistas (en las sesiones anteriores yo había desempeñado labores de componedora) y posteriormente pasó a explicarme el funcionamiento de una de las imprentas que tiene, la Hispania II, una imprenta tipo Minerva.
De entre las herramientas del maquinista me llamó la atención que se debe tener a mano lo que hoy llamamos cutter y que A. dijo que en sus tiempos se llamaba lanceta. ¡Eso es un nombre castellano y lo demás son tonterías! Dado mi particular odio por el recurso fácil al anglicismo cuando el castellano es una lengua infinitamente más rica, esta anécdota me provocó tanta satisfacción como tener en mis manos la máquina de imprimir.
Entre las herramientas del maquinista hay otras palabras bonitas: mazo y tamborilete (éstas dos sirven para palmear -otra palabra bonita- el molde), bruza, galera, platina, cuñas...
viernes, 4 de febrero de 2005
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